Un asteroide cercano a la Tierra podría ser un fragmento perdido de la Luna

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La roca espacial bautizada como Kamo`oalewa, tiene entre 45-60 metros y se acerca a unos 14 millones de kilómetros de la Tierra.

Un misterioso asteroide cercano a la Tierra del tamaño de una noria podría ser en realidad un antiguo fragmento de nuestra Luna, según ha afirmado un nuevo estudio publicado por investigadores de la Universidad de Arizona (EE. UU.) en la revista Communications Earth & Environment. El objeto pertenece a un puñado de cuasi-satélites conocidos, una subcategoría de asteroides cercanos a la Tierra que orbitan alrededor del Sol pero que permanecen relativamente cerca de la Tierra. En esencia, a menudo parecen estar en órbita alrededor de la Tierra, como la Luna, pero en realidad permanecen unidos gravitacionalmente al Sol en lugar de a la Tierra.

Un ‘hijo’ de la Luna

Los orígenes de estos cuasi-satélites son misteriosos. 469219 Kamo`oalewa, por ejemplo, es interesante, ya que nunca se aleja más de 100 veces la distancia a la Luna de nosotros, y esta nueva investigación revela que probablemente una vez fue parte de la Luna, presumiblemente después de haber sido destruida por una colisión de asteroides.

Kamo`oalewa fue descubierto usando el telescopio PanSTARRS en Hawái. Es difícil de estudiar porque no llega a los 60 metros de ancho. Su órbita solo lo hace visible una parte de cada mes de abril, y luego solo está “disponible” para telescopios muy grandes, pues es unos 4 millones de veces más débil que la estrella más tenue que el ojo humano puede captar en un cielo oscuro.

“Su órbita tampoco es típica de los asteroides cercanos a la Tierra”, comentó Renu Malhotra, científico planetario del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, Tucson. “Es muy poco probable que un asteroide cercano a la Tierra se mueva espontáneamente a una órbita cuasi-satélite como la de Kamo’oalewa. No permanecerá en esta órbita en particular por mucho tiempo, solo unos 300 años en el futuro, y estimamos que llegó a esta órbita hace unos 500 años”.

En este esfuerzo más reciente por aprender más, los investigadores hicieron uso de uno de los telescopios más poderosos de la Tierra, el Gran Telescopio Binocular administrado por la Universidad de Arizona en el Monte Graham en el sur de Arizona. En 2017, obtuvieron observaciones que incluían el espectro del asteroide, el patrón distintivo generado por la forma en que Kamoʻoalewa refleja la luz del Sol. Los resultados iniciales mostraron que Kamoʻoalewa tiene un espectro muy similar al generado por las rocas lunares devueltas por las misiones Apolo, esto es, refleja la luz solar como los minerales que se encuentran en la Luna, por lo que podría ser un fragmento desprendido de nuestro satélite. Después de perder la oportunidad de observarlo en abril de 2020 debido al confinamiento a causa de la COVID-19, el equipo encontró la pieza final de el rompecabezas en 2021.

“Es más fácil de explicar con la luna que con otras ideas”, expuso Ben Sharkey, coautor del trabajo.

De hecho, su órbita nos ofrece una pista bastante evidente de sus orígenes lunares. Su órbita es similar a la de la Tierra, pero con mínima inclinación.

Solo se han confirmado cinco cuasi-satélites, pero sus descubrimientos son tan recientes (el primero se encontró en 2004) que probablemente haya muchos más esperando ser descubiertos.

(Con información de Muy interesante)

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