Se estudiará si el planeta TRAPPIST-1 podría albergar vida alienígena

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El telescopio espacial James Webb, que será lanzado en 2018, intentará averiguar si alguno de estos mundos podría ser habitable.

En febrero, el mundo entero se hizo eco del descubrimiento de un sistema solar que, a 40 años luz, da cobijo a siete planetas del tamaño de la Tierra que orbitan en torno a una estrella enana ultrafría llamada TRAPPIST-1. Lo más extraordinario es que tres de ellos estarían en la zona habitable –región en que se dan las condiciones adecuadas para que exista agua líquida en su superficie–. La ilustración que encabeza este artículo muestra la posible superficie de TRAPPIST-1f, uno de los planetas recién descubiertos en este sistema.

Con el objetivo de intentar averiguar si alguno de estos mundos podría albergar vida, la NASA usará el telescopio espacial James Webb (TEJW), que será lanzado en octubre de 2018. “Si tienen atmósferas, el TEJW será clave para descubrir sus secretos”, comenta Doug Hudgins, científico del Programa de Exoplanetas de la NASA.

Porque uno de los objetivos principales del telescopio espacial James Webb es precisar si un exoplaneta es susceptible de albergar alguna forma de vida. Para ello, usará la espectroscopia, un método que, a través del análisis de la luz, nos permite identificar los componentes de la atmósfera.

Desde el Centro de Vuelo Espacial Goddard, que trabaja en el desarrollo del telescopio, apuntan que “aumentará muchísimo la información que tenemos sobre estos mundos”, ya que, gracias a él, “podremos ver si sus atmósferas contienen agua, metano, oxígeno o CO o CO2″.

Conocer las proporciones relativas de estas moléculas en el aire es indispensable para saber si un planeta extrasolar es compatible con la vida, junto con otras informaciones como su tamaño y la distancia que lo separa de su estrella.

Candidato a ser habitable, solo uno de los siete

Un nuevo estudio, liderado por el científico Eric T. Wolf, del Laboratorio de Física y Atmósfera Espacial de la Universidad de Colorado (EE. UU.), sugiere que solo uno de los siete planetas de TRAPPIST-1 –el llamado e– sería susceptible de albergar alguna forma de vida. Tras desarrollar y aplicar en su investigación un modelo climático realizado en 3D, Wolf ha explicado que el planeta del medio representa la mejor oportunidad para un mundo habitable en este sistema planetario.

Según sus resultados, los tres planetas más cercanos a la estrella (b, c y d) quedarían descartados porque si alguna vez hubo agua en ellos, se habrían visto sometidos a un efecto invernadero descontrolado que habría provocado que perdieran su agua, por lo que hoy estarían completamente secos. En cambio, los tres planetas más alejados (f, g y h) caen más allá del borde exterior de la zona habitable y, según este modelo climático, estarían completamente congelados y sin posibilidad de albergar vida.

(Con información de Muy Interesante)

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