Cuando Melanie quedó aislada socialmente en su casa en Australia debido a la pandemia de covid-19, se hizo una promesa a sí misma.
Una vez que pudiera salir otra vez iba a contratar a un trabajador sexual, perder su virginidad y ponerle un fin a todas esas ansiedades que había desarrollado como persona discapacitada en torno al amor y la intimidad. Chayse fue el hombre que contrató.
Quien primero le sugirió la idea fue la trabajadora social de Melanie. Cuando estaban viviendo juntas en aislamiento, Tracey le dio a Melanie un masaje.
Nadie había tocado a Melanie antes en una manera no médica y, a los 43 años de edad, se dio cuenta de que quería más.