La muerte de Juan Pablo I ¿deceso natural o asesinato?

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Conspiración en el seno de la Iglesia Romana

 Hay una enigmática y discutida profecía que data del año 1595 y que se atribuye al obispo Malaquías de Armagh, donde se mencionan los papas que reinarían antes del “fin de los tiempos”. En este listado de 113 papas se encuentra el numero 109:

“De medietate lunae” (De la media luna)”

Hablamos de Albino Luciani (su nombre en italiano significaría “luz blanca”), quien nació en la diócesis de Belluno (del latín ‘bella luna’) y su pontificado inició en un día con la fase lunar de cuarto creciente y finalizó de similar manera: cuando la luna estaba en cuarto menguante. Solo fue papa durante 33 días, coincidiendo con la edad de Cristo.

Elegido el 26 de agosto de 1978, tras la muerte de Pablo VI, se convirtió en el papa número 263 de la iglesia católica. Fue el último pontífice nacido en Italia hasta la fecha y curiosamente el último en morir en el siglo XX.

Conocido como “Il Papa del Sorriso” (El papa de la sonrisa) también era llamado “Il Sorriso di Dio” (La sonrisa de Dios) debido a su actitud alegre, a su sonrisa permanente y a su cercanía con los pobres y los niños. Al ser elegido llamó la atención por ser el primer pontífice en elegir un nombre compuesto como lo es “Juan Pablo” para homenajear a sus dos predecesores (Juan XXIII y Pablo VI), de quienes era amigo personal y admirador. Pero además, uso el número I. Cuando un papa elige un nombre nuevo (como ha pasado ahora, con el Papa Francisco) no usa el ordinal (“primero”) pero Luciani afirmó “Soy el primero… porque seré breve”.

Luciano en realidad no deseaba ser papa. Incluso comentó con sus allegados que, de ser elegido, declinaría el honor, sin embargo, al ser elegido después de descartar a otros dos candidatos muy fuertes en un conclave inusualmente corto, inició su pontificado bajo el lema de “Humilitas” (Del latín “humildad”) y claramente era su intención acercar la iglesia hacia sus fieles, en especial, los más humildes. Declinó muchos de los fastos y honores que le eran debidos por ser papa, por ejemplo, simplificó la ceremonia de imposición de la tiara papal (y también la hizo más sencilla), entre otras cosas.

Estaba decidido a sacudir la iglesia, incluso contrariando los preceptos de su predecesor Pablo VI, como por ejemplo lo que atañía a la píldora anticonceptiva y otras cuestiones que se salían del marco puramente teológico. Entre sus muchas reformas estaba rectificar las finanzas del vaticano, y se encontraba especialmente escandalizado por las triquiñuelas realizadas por el Banco Ambrosiano para evadir el pago de impuestos es entonces cuando sucedió el diálogo entre el recién electo papa y Monseñor Giovanni Benelli, que ha trascendido hasta nuestros días (que figura en el libro “Con el corazón puesto en Dios: intuiciones proféticas de Juan Pablo I”):

Es entonces cuando el papa encarga al cardenal Villot la inspección financiera del Instituto para las Obras de Religión – IOR, regentado por Paul Casimir Marcinkus, con quien Juan Pablo I ya había tenido roces, por su evidente codicia.

En la noche del 28 de septiembre de 1978, hace exactamente 40 años, fallecía, tan solo 33 días después de haber sido elegido. La revista Time lo llamó “The September Pope” (El papa de septiembre) y el año 1978 será recordado como “El año de los tres papas”: Pablo VI, Juan Pablo I (con el pontificado más corto de la historia reciente) y Juan Pablo II (con el mandato papal más largo). El comunicado oficial decía:

Pero en esta aséptica declaración, comenzaron a detallarse mentiras y encubrimientos. Para empezar, quien halló al pontífice no fue John Magee, su secretario personal, sino la religiosa Vincenza Taffarel. Se dijo que sostenía en sus manos el libro “La imitación de Cristo” cuando en realidad sostenía los documentos que iban a formalizar sus reformas a la iglesia, especialmente en lo que atañía al banco ambrosiano y al despido de Paul Marcinkus como cabeza del IOR.

No hubo autopsia y se diagnosticó un infarto agudo de miocardio. Hay diversas versiones acerca de cómo se le encontró: hay una donde se le halló aun vestido, en el baño, donde había vomitado y otra, donde estaba en su cama, con documentos desordenados y las gafas caídas de su rostro, ya despojado del hábito papal. Tan pronto el cuerpo fue retirado de su habitación, esta fue limpiada a fondo (como sucedió con la de Marilyn Monroe) método ideal para hacer desaparecer evidencias.

Menos de seis horas después de su muerte, el cuerpo del papa estaba siendo convenientemente embalsamado (con la excusa de preservarlo en el calor del verano romano) cuando lo habitual es esperar 24 horas. En este proceso se prohibió extraer sangre o vísceras que pudieran ser estudiadas

Se especula que al pontífice se le habría dado una fuerte dosis de Digitalina, (bien en su café de la noche, bien en un medicamento) medicina usada en ese entonces para tratar las arritmias cardiacas pero que usada en personas que no la requirieran podía causar parada cardiaca. Hoy en día se usa de manera restringida.

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¿Quién podría haberlo hecho? Lo triste es que sobran los candidatos. Las logias masónicas (especialmente la P2), los altos dirigentes corruptos dentro del mismo vaticano (como por ejemplo Paul Marcinkus), la mafia que no quería perder sus beneficios en el banco vaticano, el Opus Dei, que no deseaba las reformas radicales a la iglesia… Solo son unos entre tantos.

El vaticano, por supuesto niega todas estas teorías, pero es un hecho que todas las reformas que había propuesto Juan Pablo I quedaron anuladas tras la elección de Juan Pablo II (quien, a pesar de que su nombre sugería continuidad, no realizó ninguno de los proyectos de su predecesor). Incluso en 1988 la santa sede permitió al periodista John Cornwell hacer una investigación sobre la vida y muerte del papa, que dio como resultado un libro “A thief in the night” (“Como ladrón en la noche” en alusión a la segunda carta de San Pedro, 3:10) donde, como era de esperarse se apoya la teoría oficial de la muerte natural.

Conspiración o realidad oficial, lo cierto es que Albino Luciani, el Papa Sonriente dejó este mundo en una nube de incógnitas y su historia se ha usado en obras de ficción como “Ángeles y Demonios” (de Dan Brown), “Plegaria por un papa envenenado” (de Evelio Rosero) es una subtrama secundaria en la legendaria “El Padrino III” entre otras y que su corto mandato y su extraño deceso se ha indagado por expertos y aficionados, siendo una incógnita abierta hasta el día de hoy.

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