A la hora y el segundo exactos se lanzó con éxito la ambiciosa misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) hacía las heladas lunas de Júpiter.
Ante la mirada expectante de científicos y miles de personas, un día después de lo programado, despegó el potente cohete Ariane-5 desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa.
A bordo va el Explorador de Lunas Heladas de Júpiter (Juice, por sus siglas en inglés), un satélite que se espera llegue a la órbita del mayor planeta del Sistema Solar dentro de poco más de ocho años, en julio de 2031, y después de recorrer 6.600 millones de kilómetros.
No será un viaje directo, ya que el cohete no tiene la capacidad de hacerlo pese a que las órbitas de la Tierra y Júpiter “sólo” están separadas por 600 millones de kilómetros.
En cambio tomará una ruta bastante tortuosa por el interior de nuestro Sistema Solar que utilizará la gravedad de Venus y de la Tierra para ser impulsado hacia el gigante gaseoso.