Le instaló un panel solar en el techo y una turbina eólica bajo el capó. Ni los más grandes ingenieros se atrevieron a tanto
La tecnología y energía renovable avanzan juntas a un tranco arrollador. Pero no solamente los grandes ingenieros de fábricas multinacionales tienen el talento y capacidad. Desde Europa hasta África, muchas personas ya se han puesto manos a la obra con estas nuevas rutas sostenibles y han hecho maravillas.
Así es el caso de este joven estudiante, que gracias a su ingenio ha inventado su propio vehículo solar-eólico. Su nombre es Oyeyiola y es oriundo de Nigeria, no usa bata blanca ni trabaja en la NASA, es un chico normal con una gran inteligencia. Sonríe, orgulloso de presentar su invento al mundo.
El clásico modelo de la marca alemana Volkswagen: Un escarabajo. Ya descontinuado, en algunos países adorna la chatarra. Así ocurrió con Oyeyiola, que buscó por todos lados, juntó pieza por pieza, recuperando piezas y buscando en los desechos.
Con unos pocos pesos, compró lo que le faltaba y se puso a trabajar. Sus amigos y familiares le donaron algo de dinero, dándole un impulso no solo económico, sino también de confianza y aliento.
Costó, pero resultó. Le instaló un panel solar gigante en el techo y una turbina eólica bajo el capó, quedó impecable y 100% sustentable. Ni los más grandes ingenieros se atrevieron a tanto.
Así, mientras el auto se mueve, la turbina recarga energía y el sol aporta el resto. Según ha dicho a medios locales, la batería demora unas 4 0 5 horas en cargarse completa, reduciendo un tanto su uso, pero sin dejar de ser útil.
Muchos le dijeron que era una pérdida de tiempo, que era iluso y un soñador. Algo de razón tenían, pero siguió su instinto y el resultado es evidente.
Logró conformar una pieza única, con sus propias manos y sin estudios especializados. Todavía es un prototipo de ensayo, faltándole ajustes y mejoras, pero si con poco fue capaz de construirlo, imagínenlo trabajando en una gran fábrica. Podría ser el coche nigeriano del futuro.