El paciente estaba confinado desde enero hasta que empezó a presentar peligrosos síntomas como insuficiencia cardiaca y disfunción respiratoria.
El joven de 26 años, identificado por el portal chino Weixin como el señor Zhou, ya pesaba 108 kilos en enero de este año, cuando inició la cuarentena por el coronavirus en Wuhan, China.
Debido al miedo de contagiarse, prefirió permanecer en casa incluso después de que se levantaran las medidas restrictivas en abril. Además, los malos hábitos que mantuvo durante el aislamiento lo llevaron a subir tanto de peso que le resultaba imposible moverse por voluntad propia. Estuvo entre 208 y 210 kilos para inicios de junio.
Zhou notó la gravedad en su estado de salud luego de permanecer 48 horas seguidas despierto, por lo que tuvo que pedir ayuda al Hospital Zhongnan de la Universidad de Wuhan.
Li Zhen, subdirector del Centro de Cirugía de Obesidad y Metabólica del Hospital Zhongnan, y una enfermera lo visitaron en su casa para tomarle los exámenes prehospitalarios. Aseguraron a los medios que, durante las pruebas, Zhou estaba mentalmente exhausto.
Para su traslado al centro de emergencias del Hospital Zhongnan fue necesaria la asistencia de 10 personas, entre médicos y miembros del personal de seguridad.
Luego de más de una semana de tratamiento la condición del señor Zhou mejoró notablemente y sus signos vitales volvieron a ser estables.
El doctor Zhen dijo que la obesidad del paciente es causada por factores genéticos y un estilo de vida poco saludable. Añadió que actualmente no existe un tratamiento particularmente efectivo para su problema.