¿La Saint-Chapelle de París realmente guarda la Corona de Espinas de Jesucristo?

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La Corona de Espinas se colocó en la cabeza de Jesús por los soldados romanos con el objetivo de burlarse de su título de “Rey de los judíos”.

El Rey Luis IX de Francia deseaba hacer de París una de las ciudades con mayor afluencia de fieles católicos alrededor del mundo, a la altura de Roma. Para ello necesitaba dos cosas: una reliquia sagrada y un sitio para alojarla. Fue así que mandó edificar la Sainte-Chapelle para situar uno de los objetos sagrados más misteriosos de la historia: la Corona de Espinas con la que murió Jesucristo en la crucifixión.

El edificio comenzó a construirse en 1239 y se acabó en 1248. Resulta sorprendente que en apenas nueve años se terminara este edificio de rara perfección, que causaría la admiración de toda Europa.

Características únicas de la Sainte-Chapelle

Se construyó en el estilo Rayonnant, caracterizado por el diseño radiante de sus rosetones, el uso extensivo de vidrieras y su ampliación, el adelgazamiento de los soportes verticales y la combinación de clerestorio y triforio que transforma los paneles de vidrio en una gran pantalla acristalada, informa el sitio The Pilgrim´s Guide.

La Sainte-Chapelle tiene una distribución única, ya que consta en realidad de dos capillas: la capilla baja, a modo de cripta, de sólo 6 metros y medio de altura. Y sobre ella la capilla alta, un espacio que parece desafiar las reglas más elementales de la arquitectura.

Las paredes tienen 20 metros de altura y fueron sustituidas por vidrieras para que el sol inunde toda la estancia. Todas las estructuras del edificio se han organizado en función de estos ventanales, que son quizás el rasgo más característico de la Sainte-Chapelle.

Durante más de 500 años la Sainte-Chapelle albergó la Corona de Espinas, desde la Edad Media hasta la Revolución Francesa. En la actualidad, esta reliquia (además de la Túnica de San Luis) ya no se encuentra en la Saint-Chapelle de París, sino en la iglesia Saint-Germain-l’Auxerrois, detrás del Museo de Louvre, en la misma ciudad de París, a donde fue trasladada tras el incendio de Notre-Dame.

La Corona de Espinas y su misteriosa historia

La Biblia hace referencia a este objeto en el siguiente pasaje:

Después de los azotes posteriores a los juicios en contra de Jesús, y antes de que Él fuera crucificado, los soldados romanos “pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha, e hincando la rodilla delante de Él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!” (Mateo 27:29; ver también Juan 19:2-5).

Este gesto por parte de los soldados romanos fue con el objetivo de burlarse de su título de “Rey de los judíos”. La Corona de Espinas consiste en una circunferencia de ramas o juncos entrelazados, de 21 cm de diámetro. Se conserva en un tubo de cristal, sin las espinas que la acompañaban, pues a lo largo de los siglos éstas fueron repartiéndose como reliquias parciales de la corona.

Según diversos estudios, las espinas procedían de distintas plantas, entre la que destacan el azofaifo, la pimpinela espinosa o el espino negro.

Ya desde el siglo V existen referencias a ella en Jerusalén, ubicándola un siglo más tarde en la basílica de Sión, y siendo trasladada en el siglo VII a Constantinopla en plena invasión persa.

Debido a la crisis económica del siglo X parece que la corona pasó a manos de prestamistas venecianos, hasta que volvió a la monarquía francesa. Se depositó en la Sainte-Chapelle en el siglo XIII, para después pasar a la Biblioteca Nacional de Francia durante la Revolución Francesa.

En el siglo XIX pasó a ser propiedad de la Iglesia y fue finalmente depositada en la catedral de Notre Dame, donde en 2019 se salvó de un incendio que devastó gran parte de la catedral parisina.

(Con iformación de Muy Interesante)

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