Kukulkán: la serpiente emplumada que los mayas veneraban como a un dios

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Esta es la historia de Kukulkán, el dios de la civilización maya que podría haber sido un viajero conquistador de territorios.

Dentro de la civilización maya, pocas figuras son tan veneradas y respetadas como Kukulkán. El gran número de templos ceremoniales construidos en los territorios que ocupó dicha cultura en el periodo precolombino y su inclusión como una de las máximas deidades del ‘Popol Vuh’ existen como prueba de ello. Sin embargo, el origen de dicho dios nunca ha podido ser esclarecido.

¿Kukulkán fue un dios auténtico o fue un humano cuya existencia fue engrandecida por la historia?, si existió en realidad ¿cómo es que se convirtió en un dios? y ¿por qué su apariencia emplumada es tan parecida al de otra deidad de Mesoamérica? Esto es todo lo que sabemos al respecto.

La serpiente emplumada que los mayas veneraban como a un dios

Decir que Kukulkán está presente desde el génesis de la cultura maya no sería un error. Investigadores y arqueólogos han encontrado menciones a esta deidad en códices y otros textos surgidos en los primeros años de los pueblos itzáes que ocuparon la Península de Yucatán.

En uno de ellos se le describía como una serpiente con plumas –de allí su nombre: K’uk’ulkaan o “serpiente emplumada”– con nariz alargada y truncada. Pensaban que había nacido en el mar para convertirse en uno de los responsables de la creación del Universo y el maíz. En otro se le representó con objetos y animales que recordaban a los cuatro elementos necesarios para la vida: tierra (maíz), agua (pez), aire (buitre) y fuego (lagarto). Esto, conforme avanzó el tiempo, impulsó su relevancia por encima de otros dioses mayas.

Gwendal Uguen, vía Flickr

Debido a su naturaleza reptil, Kukulkán también podía caminar sobre el agua y la tierra, así como establecer una conexión con el sol. Al contar con la gracia de una deidad así, los mayas pudieron asentarse en comunidades fijas, dando paso a la fundación de sus primeras ciudades. En ellas, como Mayapán, Maní y Chichén Itzá, construyeron enormes templos ceremoniales en su honor. En este último, hoy considerado una las siete maravillas del mundo moderno, construyeron una pirámide flanqueada por efigies de Kukulkán que permite –mediante una ilusión óptica– ver el descenso de una serpiente por su escalinata principal.

¿Quién fue el dios Kukulkán?

Si bien sus orígenes no son claros, existen algunos escritos que aseguran que Kukulkán podría ser la representación glorificada de un hombre común y no un dios natural.

Según mito tradicional, Kukulkán era un viajero y guerrero místico que llegó a Yucatán después de surcar las aguas del oeste. Una vez en la zona participó en la edificación de Chichén Itzá y creó el maíz para alimentar a su pueblo, quienes inmediatamente lo relacionaron con el comercio, la sabiduría y la religión.

Otras leyendas folclóricas identificaron a Kukulkán como el responsable de catástrofes y cambios climáticos. Por ejemplo, se decía que la serpiente emplumada viaja siempre por delante de Chaac, el dios maya de la lluvia, por lo que puede alertar sobre tormentas venideras con el movimiento del viento y la tierra provocados por su cola. Otros mencionaban que Kukulkán era un niño nacido con piel de serpiente que había huido a una cueva cerca del mar. Para que su hermana, el único familiar que se había hecho cargo de él, supiera que seguía vivo movía la cola hasta provocar un sismo. Cuando una serie de temblores afectaron a Yucatán en el mes de julio, los creyentes culparon al dios emplumado.

¿Qué diferencias hay entre Quetzalcóatl y Kukulcán?

A pesar de las leyendas, es posible que el origen de Kukulkán esté relacionado con la existencia de otras deidades similares. El más obvio es Quetzalcóatl, divinidad principal del panteón mexica y amo de la luz, la fertilidad, la civilización, el conocimiento y los vientos.

Pero, existen diferencias claras entre ambas deidades y muchas de ellas son provocadas por las diferencias en el clima que regían a las culturas que creían en cada uno de ellos. Los mayas, por solo mencionar una, consideraban que Kukulkán era el dios del trueno debido a las tormentas constantes que predominan en un ambiente tropical como Yucatán, mientras que los aztecas confiaban en Quetzalcóatl no como un dios del sol, sino como el sol mismo.

Otras culturas también consideran dentro de sus religiones politeísta a deidades con las mismas características que Kukulkán y Quetzalcóatl como los quichés de Guatemala, que tenían a Q’uk’umatz (serpiente emplumada) y los chontales de Tabasco, que creían en Mukú Leh Chan (culebra con plumas).

(Con información de Muy Interesante)

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