Esta nueva supertierra es tan masiva que ha entrado a formar parte de un selecto club de planetas raros

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TOI-1075b podría ayudar a explicar el misterioso valle de la fotoevaporación

Tenemos planetas grandes, planetas pequeños y planetas medianos, ¿no? Pues no, lo cierto es que no. Resulta que entre los planetas rocosos más grandes y los gaseosos más pequeños existe una franja en la que apenas hemos encontrado exoplanetas. El descubrimiento de una supertierra absolutamente masiva llamada TOI-1075b podría ayudar a esclarecer la razón de ese vacío.

En 2013, los astrónomos se percataron de una extraña dicotomía en los exoplanetas localizados por el telescopio Kepler. En el espacio existen dos grandes grupos de planetas: los pequeños planetas rocosos, y los grandes planetas gaseosos. Sin embargo, parece existir un vacío que separa ambos grupos y que se sitúa en un radio de entre 1,5 y 2 veces el de la Tierra. Por alguna razón apenas hay planetas de ese tamaño.

El estudio California-Kepler de 2017 confirmó la separación, y pronto la franja sin apenas planetas comenzó a ser conocida como el valle de la fotoevaporación, aunque también recibe otros nombres no menos exóticos como desierto sub-neptuniano, brecha de Fulton, o brecha de radio de planetas pequeños. En realidad la palabra brecha no está muy bien usada aquí, porque no es que no haya ni un solo planeta con ese radio, sino que hay muy pocos. TOI-1075b es uno de ellos, y su enorme tamaño es especialmente interesante para la ciencia.

TOI-1075bes una colosal supertierra ubicada a 200 años luz de la Tierra. Su masa es espectacular. Las mediciones efectuadas con el Planet Finder Spectrograph (PFS) del telescopio Magallanes II indican una masa de 9,95 veces la de la Tierra, pero el dato que más interesa a los científicos es que su radio, medido con el satélite Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) de la NASA es de 1,791 veces el de la Tierra. En otras palabras, que es uno de los pocos habitantes del desierto sub-neptuniano. Su hallazgo y caracterización acaban de ser publicados en la revista The Astronomical Journal, a través de arXiv.

El planeta tiene un período orbital de solo 14 horas y media, lo que indica que está terriblemente cerca de su estrella. Aunque TOI-1075 es una estrella más pequeña que nuestro sol (tiene el 60% de su masa y radio), la proximidad de TOI-1075 sugiere que sus temperaturas superficiales probablemente sean infernales, con un océano de magma cubriendo todo el planeta y una atmósfera compuesta literalmente por roca vaporizada.

La atmósfera del exoplaneta es lo que más interesa a los investigadores, porque la principal hipotesis para explicar el valle de la fotoevaporación es precisamente eso: que los grandes planetas rocosos con atmósferas ricas en hidrógeno o helio son incapaces de retener esa atmósfera mucho tiempo debido a la erosión de la radiación proveniente de su estrella y acaban perdiéndola, lo que reduce su radio provocando ese vacío estadístico.

La buena noticia es que ahora disponemos de un instrumento espectacular para calcular la composición atmosférica de exoplanetas: el telescopio espacial James Webb. Recientemente sus sensores ya han permitido diferenciar los elementos de la letal atmósfera de WASP-39b. Los descubridores de TOI-1075b creen que un análisis similar sobre este otro exoplaneta revelaría si su atmósfera está compuesta por hidrógeneo y helio o por silicatos. Ellos nos ayudaría a entender mucho mejor no solo la formación planetaria, sino su evolución con el paso del tiempo.

(Con información de gizmodo.com)

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